16 de agosto de 2013

Contribución: Narnia

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Como los lectores andan tan aplicaos y el admin tan pajero, hoy nuestro comentarista destacado: “El Lince Lagarto”, ha decidido enviar su contribución transmitiéndonos su sabiduría… Mañana se viene el post escrito por mi! 
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Bueno, en vista al último post que ha sido publicado en este humilde blog, además de recibir la ordenanza divina de Monesvol, he decidido escribir una entrada.

La verdad es que hace ya mucho tiempo que veo un patrón recurrente en la gente de arcoíris, que se da en especial en los chicos jóvenes (en las mujeres no se da tanto, pero eso es, como dicen en el campo, papas de otra Carboná), Y bueno, me refiero a Narnia. Ya saben, esa tierra maravillosa, con luces, colores, faunos que cagan flores, en la que Jesús tiene forma de León y que se encuentra dentro de un closet.

Por alguna razón, sin que se nos haya enseñado incluso, se nos ha inculcado que homoserzual es malo, feo y cochino. Y por lo que más quieras, deberías ocultar siempre tu “condición” (si, Condición, como si de una enfermedad se tratase), porque eres un enfermo y al exhibirlo perturbarás a los buenos cristianos que hay a tu alrededor… La misma razón por la que no vemos a Leprosos caminando entre nosotros, o a Políticos.

Cuando por primera vez me di cuenta de que me había enamorado de un hombre (hace no mucho tiempo la verdad, yo aún camino en un mundo nuevo), algo dentro de mí no le tomó un peso de significancia, por el contrario, estaba super feliz, porque de nuevo, luego de 5 años volvía a encontrar el amor en mi vida. Así que quise comunicarlo al mundo… Y ahí, con el tiempo, entre más gente iba escuchando mi historia, entre más reacciones y distanciamientos veía, me comencé a retraer. Retrocedía lentamente a paso tembloroso hasta que mi espalda dio con la entrada a Narnia, la que sería mi inevitable residencia, al igual que para todos los enfermos que comparten mi mal… Pero, ¿Por qué? Y no me mal interpreten, Narnia tiene cosas buenas, los árboles y caballos hablan y esas cosas… Pero, ¿por qué estamos obligados a entrar en un armario?... Menos mal nunca alcancé a entrar, de lo contrario no los estaría lateando con mis palabras.

Más tarde, cuando el amor volvió a llegar a mi vida, nuevamente en forma de un hombre jugoso y peludo, ya comencé a aceptar que “mi enfermedad” llegó para quedarse. Así que lo disfrutaría, al igual como lo hacía con mi ex novia, sin temor a demostrar en público mi amor por mi pierna, por muy peluda que esta fuera. Pero aquí el otro problema. Resulta que él, el hombre que llegó a cambiar mi vida, era un habitante ya establecido en Narnia, y a pesar de que sólo quería tomar mi mano por la calle (ese detalle tan simple y vano, y a la vez tan importante, sólo sentir la mano de esa persona contigo, mientras caminas por las incertidumbres de la vida, ayuda a cualquiera a seguir adelante), para él era imposible. Y porqué, porque se nos enseñó que NO DEBEMOS INCOMODAR A LOS BUENOS CRISTIANOS A NUESTRO ALREDEDOR!...

Pero, ¿quién cresta se preocupa de no incomodarnos a nosotros? Y es que ver a una pareja heterosexual comiéndose tirando en la micro es una falta de respeto superior a dos hombres tomados de la mano. Pero nadie dice nada… esa es clave de lo que les quiero contar (y por lo que he dado más vueltas que vaquilla en rodeo).

Estaba yo una vez agobiado con estos espantos en mi mente, pensando en las tinieblas y en lo inseguro que es el mundo fuera de Narnia. Fue una semana mala (mental y sentimentalmente). Así que decidí que era momento de viajar a mi casa familiar. Ese lugar con olor a sol, humo de madera, calor y cazuela. Ese lugar que siempre te espera, aunque llegues de sorpresa… Pero como soy una persona adulta, sería y ocupada tenía caña, no tuve tiempo de ir a comprar mi pasaje (y un viernes en Conce sin pasaje es como enfrentarse en una batalla para recuperar la tierra media, con el único fin de conseguir un bus). Pero en mi estatus de Tirano hermano mayor, le pedí por favor utilicé a mi hermano menor para que me comprara un pasaje. Él accedió gustoso no le quedó otra más que obedecer de complacer a su hermano mayor. Los hermanos mayores mandan. Bueno, no sé si no quedaban más pasajes o lo hizo en forma de venganza, pero a pesar de que le pedí expresamente que ojalá fuera ventana, me compró un pasaje en pasillo. De todas formas llegué cuando el bus estaba aún vacío, así que me senté en la ventana, me puse audífonos y saqué un grueso libro de evolución avanzada, con la esperanza de que así no me molestarían ni me pedirían el asiento. A pesar de mi casi infalible plan, unos minutos antes de que el bus partiera me pidieron el asiento. Era un hombre joven, de alrededor de 30 años, junto a su hijito de no más de 3 años.
Como leer se mi hizo imposible, decidí que lo mejor era dormir.

Cuando llevaba una 3ª parte del viaje, me despertaron porque el papá quería llevar a su hijito al baño. Después de eso, conciliar el sueño se me hizo imposible.

Simplemente no podía ignorar las patadas, los gritos chillidos agudos,  que me tiraran cosas encima, o que se levantaran OTRAS 4 PUTAS VECES para ir al baño. Producto de las molestias y mi “comprensivo y amistoso humor después de despertar”, pensé:

                Si el hueón viene con un niño chico, sabe que molestará y que se levantará varias veces al baño, ¿Por qué cresta me pidió el asiento de la ventana?, ¿por qué no nos hizo un favor a ambos y se quedó con el asiento del pasillo?

Pero luego, cuando ya estaba más despierto, observé detenidamente al padre y su hijito, ahí mi razón me llevó a otro lado:

                … pero ellos son felices, y él está en todo su derecho de pedir el asiento que él quería y disfrutarlo junto a su hijo. Sí, me molestan circunstancialmente, pero no es su intención, y yo no soy quién para evitar que disfruten su felicidad libremente.

Y todo este razonamiento me llevó a varias preguntas; ¿Qué pasa con las personas que ostentan su felicidad?, ¿Qué pasa con las personas jóvenes que se besan en lugares públicos?,  Ellos son felices,  y disfrutan de su felicidad sin preocuparse de si ello molesta a alguien o no. Y descubrí, como ya les adelanté, que ese es el secreto, que para disfrutar tu felicidad, no debes pensar  en que si eso molesta a otros o no. Si no es tu intención molestarlos, estás en todo tu derecho de ser feliz.

Si, quizás no falte la vieja e’ mierda que se crea con el real derecho de pasar a llevar tu felicidad. Pero bueno, las viejas siempre serán viejas, y ya cada vez quedan menos… cómo decía esa cancioncita despreciable “Los tiempos están cambiando”.

Esto fue lo que aprendí, que comparto con ustedes, y que ayudo a que el hombre que amo dejara de temer y pensar en los demás.


Y es que ustedes, nosotros, todos, estamos bien, no pasa absolutamente nada malo con nosotros. Malo sería si ocultamos nuestro reales sentimientos, malo sería si no aceptamos quienes somos, y peor sería si intentásemos cambiarlo, ámense como son, porque así son perfectos. Sean felices, y para disfrutar su felicidad, están en todo su derecho de no pensar en los otros, sólo en ustedes. No vale la pena pensar en los que están a vuestro alrededor, ya que al final no son más que parte de la escenografía.

2 comentarios:

  1. http://i68.photobucket.com/albums/i14/marchtrpt4bhs/GIFs/tumblr_lk7xheTz4m1qashe0.gif

    Podrá mi gif tomarse en forma sarcástica, pero quisiera aclarar que no es así.
    Me pongo de pie y aplaudo llorando al creador de este texto, más nunca creí sentirme tan identificado. :')

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  2. Muchas Gracias, me harás llorar... me alegro que te haya gustado, y espero q también os sirva :)

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